Un buen comienzo para conocer los secretos del mudéjar de
Zaragoza es adentrarse por las callejuelas del casco antiguo, y recorrer las cuatro
torres mudéjares que quedan de nuestra ciudad. San Pablo fue la primera que
visitó, durante el mes de marzo, el grupo de “Conoce tu ciudad”. Su iglesia
posee un retablo de Damian Forment, todo él realizado en madera tallada.
Muy cerca, de San Pablo, se encuentran los restos
mudéjares del muro de “la Parroquieta” de La Seo, destacan sus incrustaciones
de cerámica, que con los colores típicos del mudéjar: azul, verde y blanco
contrastan con el ladrillo, colocado de mil maneras diferentes.
Las torres de San Gil, San Miguel o la de La Magdalena
fueron otras joyas del mudéjar que pudimos admirar durante la mañana soleada
del primer día de primavera.
La Torre Nueva pese a haber desaparecido hace ya casi 100
años, es el monumento mudéjar más conocido por los aragoneses. No tan conocido
es su museo, que situado en el sótano de la tienda de ultramarinos “casa Montal”,
ofrece al que lo visita los pocos vestigios que quedan de la famosa Torre
Nueva.
Pilar
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