La iglesia de San Pablo es un monumento desconocido para muchos zaragozanos. Comenzó siendo una ermita en las afueras de la ciudad en honor a San Blas. Con el paso de los años fue quedándose pequeña y ante el crecimiento del barrio, los vecinos construyeron hace ya ocho siglos la iglesia actual.
El barrio del Gancho donde se encuentra la iglesia, debe su nombre, a la afilada hoz atada a un mástil que segaba de ramas, maleza y algún que otro tendedor que impedía el paso de las procesiones hacia la iglesia. Hoy, “el Gancho”, continúa siendo el símbolo de San Pablo, y sigue presidiendo hasta el momento, sus procesiones.
Dentro del templo contemplamos su “El altar mayor”, dedicado a San Pablo, es de madera policromada y fue encargado al mismo escultor que realizó el altar mayor del Pilar: “Damian Forment”.
El día nos acompañó, y mereció la pena hacer un pequeño esfuerzo para subir las más de 100 escaleras que hay hasta lo más alto de la torre y admirar desde allí las magníficas vistas de la ciudad.
Terminamos la visita en la puerta “Tramontana” admirando su torre campanario, que es la joya de este monumento, declarado “Patrimonio de la Humanidad” el año 2001.
Pilar
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